martes, 11 de octubre de 2011

Guía de Lectura No. 2



Capítulo No. 3: La narración en la escritura y sus formas discursivas
Escribir un texto basado en la bibliografía de “Alvarado, M y Yeannotegui, A. (2000). “Capitulo 3: La narración”, en La escritura y sus formas discursivas. Eudeba, Bs. As. (pág 37-58)”.


1.    Apreciaciones sobre la narración del psicólogo Jerome Bruner, el lingüista Vladimir Proop, el historiador Robert Darnton y el filósofo  Walter Benjamin.

La narración esta vinculada al conocimiento mientras que la experiencia esta relacionada con el conocimiento que se obtiene por medio de la experiencia. Es un modo singular de instaurar el pensamiento y el conocimiento.
Según el psicólogo Jerome Bruner, los seres humanos tendemos a hacer interpretaciones de las acciones, comportamientos, de forma narrativa. Esto hace parte del sentido común o de lo que él llama “psicología intuitiva”. Nuestra propia vida está pensada de forma narrativa, la pensamos como una historia que con el tiempo va cambiando, y es  así como pensamos la vida de los demás.
Cabe destacar que en esta psicología, las personas están pensadas como actores o sujetos que actúan motivados por metas u objetivos, que utilizan herramientas para alcanzarlos y que en recorrido para alcanzarlas tiene que enfrentarse a obstáculos. Esto es una representación narrada o narrativa de las acciones humanas. Los componentes esenciales de la estructura narrativa son los actores, las acciones, los objetivos, los instrumentos, el medio en el cual se mueven, los cuales están presentes en la vida cotidiana.
Por otra parte, el lingüista Vladimir Propp, en su estudio realizado acerca de los cuentos tradicionales rusos, se da cuenta que se repite exactamente la misma estructura en todos estos. Esta se compone por 39 funciones que con forman la estructura básica del cuento. En todos los cuentos de la  tradición oral rusa se repite esta estructura básica pues facilita su memorización.  Según el lingüista esa estructura es una marca del pasado, es el recuerdo de un ritual antiguo en donde se iniciaban los jóvenes que se convertían en adultos.
Esta estructura esquemática de los cuentos tradicionales rusos  ayudó a que los cuentos se conservaran y fueran transmitidos de generación en generación, volviéndolos así en literatura privilegiada para los niños.  Durante un periodo largo, la literatura infantil se nutrió con frecuencia de estos cuentos, hasta que en los años 60 se empezó a cuestinar que tan apropiadas eran estas historias para los chicos pues contaban con alta dosis de crueldad y violencia.
Robert Darnton, historiador, hace una comparación en “Los campesinos cuentan cuentos”  de las versiones de los cuentos de hadas que entre ellas se encuentran las versiones orales de los campesinos franceses de los siglos XVII y XVIII; donde se resalta el grado de violencia, crueldad y sexo que existía en estas versiones campesinas, a diferencia de las que conocemos. Dice, que no son iguales la “Caperucita Roja” del siglo XVII que la del siglo XXI.
Darnton expone una relación muy cercana entre los motivos de los cuentos de hadas y la realidad social en la cual se narraban estas historias. Se puede decir que dependiendo del lugar de donde sean originarias estas historias, las versiones cuentan con matices diferentes.
En cambio, el filósofo, Walter Benjamin en su ensayo “El narrador” alega que siempre existe una enseñanza, ya sea moral o práctica en las narraciones orales; pero la característica fundamental de una buena narración es que esta enseñanza esté entrelazada con la trama de la experiencia ya vivida y que la audiencia sea la que extraiga su propia enseñanza, su propia interpretación. Las buenas narraciones son las que sobreviven al tiempo, pueden ser escuchadas varias veces, pueden ser leídas en momentos diferentes y cada vez, no importa si es la primera vez o la cuarta,  el lector o el oyente hayan un sentido diferente. Y al estar vinculada la narración a la experiencia, cuanta más experiencia se tenga, aún más será la autoridad que el narrador tenga.


2.    Concepto de “trama causal o narrativa”

Hayden White (historiados) dice que lo que genera que una secuencia de hechos se conviertan en Historia, es la trama narrativa o causal, que transforma a  la sucesión cronológica de los hechos en un ciclo continuo donde una causa lleva a una consecuencia. Es necesario, para ver los hechos de forma causal, tener una mirada perspectivada de estos, es decir mantener una distancia en la cual puedan ser evaluarlos e interpretarlos desde sus consecuencias. Todas las narraciones históricas se llevan a cabo desde un punto, un centro, en el cual está posicionado el historiador, el cual  jerarquiza los hechos y arma una trama narrativa a partir ellos. Esto permite que  los hechos tengan una trama causal. Esta es la evaluación que hace quien escribe la Historia, la cual encuentra con base en las consecuencias que estos  hechos que están siendo evaluados tuvieron para la cultura a la cual pertenecen.
Esta organización narrativa, secuencial, y causal, hace que nos demos cuenta de lo imprevisto, lo inexplicable o lo anormal y podamos así  tener una interpretación la realidad y de las conductas humanas.


3.      Diferencia de la figura del narrador con la del autor. Tipos de narrador.

El narrador no es el autor por lo tanto hay una gran diferencia entre los dos. El autor es esa persona de carne y hueso que escribe; pero una vez ese texto es leído, el autor se borra y el lector esta en frente a una fuente de declaración que el construye el propio texto. El narrador es solo una “voz” que narra, quien manifiesta desde la ficción propia, ese relato. Es fácil distinguir al autor cundo el personaje  es de ficción. A su vez es más complicado en el caso en el que el narrador no concuerda con un personaje, cuando la narración se encuentra en tercera persona y el narrador no representa a un personaje, pues es ahí donde la narración se le atribuye al  autor. El propio escritor crea narradores diferentes en los diversos tipos textos que escribe. Incluso el narrador mismo puede expresar una ideología o una concepción del mundo que no concuerde con la del autor.
De esta manera se diferencian dos tipos de narrador: el primero es el narrador en primera persona, que hace parte de los hechos y participe en ellos, que narra su historia o interviene de alguna forma en esta; el segundo es el narrador en tercera persona,  quien cuenta los hechos que le ocurren a otro y se encuentra por fuera de los hechos que está narrando.


4.    Representación de la subjetivad en la narración antes y después del siglo XX.

En cualquier narración se ve involucrada una trama causal. Son causalidades externas, encargadas de atar los hechos narrados, pero que poseen una dimensión interna, vinculada a las intenciones de los personajes. Esto existe aun desde las narraciones más antiguas. En los cuentos  narrados de forma orales se minimizan a una sucesión de acciones, que hacen referencia a las intenciones o motivaciones de los personajes. Los cuentos tradicionales no cuentan con el personaje en el sentido que conocemos actualmente. Pero esto no existe en los cuentos de tradición oral, en donde los personajes se conocen como actantes, pues solo encarnan acciones y  no son descritos ni se cuenta en detalle su vida.  
Actualmente, la ficción escrita ha modificado esta característica, principalmente en la novela. Es aquí donde los personajes alcanzan a tener cuerpo y volumen. Donde la subjetividad tiene un lugar creciente, hasta el punto en que los conflictos, más que externos, son planteados como conflictos internos, o conflictos que se crean bajo un ambiente contrastante entre el mundo exterior y la interioridad de los personajes.
El siglo XX fue bastante importante para la literatura pues se experimentaron diferentes maneras o técnicas para representar la subjetividad. Una de ellos es el conocido monólogo interior, en el cual se representa  el fluir de la conciencia y de los pensamientos del personaje. La importancia de la aparición del narrador en primera persona que narra los hechos personales creando así un acceso a su mundo interior. Otro de los procedimientos, el más importante, es el de la visión o del punto de vista donde por medio del punto de vista de los personajes, se puede tener acceso a su perspectiva y a su perspectiva del mundo. La ficción puede ser escrita en tercera persona pero sin olvidar que debe ser narrada desde el punto de vista de uno de los personajes, pues este va a ser quien permita que él lector tenga su visión y su interpretación de los hechos. Cada vez la ficción se ha convertido mas subjetiva que nunca. Actualmente se le otorga a la interioridad de los personajes un peso mayor que antes. Una forma  de lograr esto es por medio del punto de vista y la otra es a través del narrador en primera persona.


5.    Diferentes funciones que aparecen en la narración, según el semiólogo Roland Barthes. Doble función que se encuentra en la narración, según el escritor Ricardo Piglia.

En “Introducción al análisis estructural del relato”  el semiólogo Roland sostiene que en una historia absolutamente todo tiene una función. Esta función no es nada más que la relación entre dos términos: siendo así,  cada elemento que surge en el relato debe tener un correlato. Existen diferentes tipos de función, y los elementos pueden llevar a cabo diferentes funciones. Las funciones cardinales, o núcleos, son aquellas acciones que están relacionadas con la trama causal,  son las que conforman la estructura, son lo elemental del relato; todas estas hacen parte de la causa o consecuencia de distintas acciones,  ninguna de estas pueden eliminarse sin modificar el contenido de la historia. Los núcleos son los encargados de hacer que la historia continúe, crean una secuencia. Estos núcleos contienen otras acciones más pequeñas, incluso descripciones, que no son tan importantes como las funciones cardinales; a estas se les conoce como catálisis. Ya sean descripciones o acciones secundarias,  estas crean demora en la secuencia  causal del relato, entonces crean cierto suspenso. Claro que estas descripciones o estas acciones secundarias pueden tener otra función, pueden ser indicios, los cuales están ahí para hacer la caracterización indirecta de los personajes, e incluso su vinculación con la situación. Es así como un elemento puede ser dos funciones en  diferentes en una historia, Este puede pertenecer a un núcleo narrativo o formar parte deuna catálisis y también ser indicio.
Con base en este planteamiento de la idea de la doble función, Ricardo Piglia expone que los cuentos tienen dos historias una  que es visible y otra que es secreta. Este hace la aclaración de que la historia secreta no está oculta que hay que descifrar, sino que en cambio es una historia que está contada de forma enigmática. Estas dos historias hacen respuesta a una lógica, a una casualidad distinta y estos elementos hacen parte una en la otra. Entonces todos los elementos del cuento poseen una función doble. Piglia también expone que la manera de contar la historia secreta se ha ido modificando históricamente.
Los elementos que hacen parte de la historia son funcionales. A veces esta función se encuentra atada directamente con la trama narrativa; a su vez en otros casos recae en el lector y su capacidad de inferir. Estos dos tipos de funciones son complemento uno del otro.


6.    Tipos de pacto existente entre el lector y autor. Aplicación del concepto de verosímil en la narración.

Umberto Eco expone un pacto funcional en el cual el autor y el lector se ven inmersos, en la cual el lector admite que lo que se está contando en la historia son hechos imaginarios, pero no significa que sean mentiras. Para el lector la incredulidad pasa a un segundo plano, no se ve en la necesidad de juzgar si lo que está leyendo es verdadero o falso. De esta manera el autor hace como si los hechos que cuenta en realidad ocurrieron, sucede lo mismo con el lector, quien finge exactamente lo mismo acerca de estos hechos. Ambos concuerdan en que, ya sea lo que escriben o leen son hechos imaginarios.
Aunque estas historias se lleven a cabo en un mundo ficcional donde pasan cosas que no pueden ocurrir en el mundo real, algunos elementos del mundo real permanecen intactos. Si no ocurriera esto, no existiría una comunicación, pues esta recae en los códigos que comparten el emisor y el receptor, y el código sociocultural hace parte de esto. Es entonces como el mundo de ficción se alimenta del mundo real. Todo lo que no sea descrito en el texto de ficción, es percibido como equivalente a lo que sucede en el mundo real.
Cada uno de los géneros narrativos tiene cláusulas en el pacto ficcional que “hace” el lector una vez comienza la historia. Este pacto hace que el lector no juzgue la historia desde la verdad, es decir que no tiene sentido preguntarse si los hechos de la historia sucedieron o no. En vez de esto es posible preguntarse sobre la verosimilitud de la historia. Esta idea de verosimilitud recae en el género y lo admitido por este.  
Esta noción de lo verosímil es aplicada a dos tipos de géneros, el de la argumentación, de donde se origina el término, y el de la ficción.
Lo verosímil es aquello que parece verdadero pues se ajusta a la opinión general, a lo que la mayoría piensa que es cierto. Esto cabe en el campo del sentido común, que hace parte de lo que llamamos “código ideológico”. 

Todorov escribe en su libro “Lo verosímil” todo acerca de la verosimilitud en la ficción. Dice que este es un concepto relativo a este género, afirma que cada género ficcional genera su propio criterio de verosimilitud.
La ficción puede ser pensada como el acto de habla lúdico, si este es pensado desde la perspectiva pragmática. Al ser leído un texto de ficción la incredulidad no es dejada de lado y la duda sobre si lo hechos son reales o no se suspende a lo largo de la lectura. Lo leído es entendido no como verdad sino como ficción. No hay ningún placer al leer un texto ficcional si esta operación  no existe.
Algo que se puede hacer para crear verosimilitud es utilizar nombres propios de lugares o personas que remitan a la realidad, ya porque han existido o porque son nombres que parecen ser reales. El recurso, históricamente, más importante que del que se ha valido la ficción al utilizar el recurso de la verosimilitud es la descripción.


7.    La descripción en el Romanticismo, en el Realismo y en la Actualidad.

En una historia la descripción crea una interrupción en el tiempo, en la temporalidad de la historia, es como si el tiempo se detuviera. No es necesario seguir un orden, esto depende de la elección de los elementos a describir. Esto no sucede en la narración, pues en esta se tiene un orden de los hechos, de cómo sucedieron, aunque se pueden invertir, siempre va a existir este orden.
La descripción se genera por medio de un análisis, por medio de descomponer cierto objeto en elementos. La calificación de este objeto puede estar presente o no en el interior de esta descripción.  Cuando un  objeto no se nombra,  nos encontramos frente a una descripción que tiene ciertos rasgos de adivinanza, pues esta está planteada en forma de acertijo. Por otra parte existen descripciones en donde no se mencionan las partes en ningún tipo de predicación. Este es el caso de los avisos clasificados, en donde a veces se enumeran ambientes e instalaciones de un inmueble solamente, o al contario,  donde sólo se hace mención de las partes.
La recursividad es otra de las características de la descripción. La posibilidad que existe en repetir cuantas veces se quiera la misma estructura: se hace la descripción de un objeto, se lo descompone y, a si mismo cada una de estas partes puede tornarse en objeto de una descripción nueva.
A partir del Romanticismo, la descripción comienza a cobrar un estatus literario. En este periodo los escritores utilizaban la descripción representar los estados de ánimo; es aquí donde la descripción de un paisaje, o de un lugar, expresada en forma de adjetivos calificativos, creaba el estado anímico de un personaje. La metonimia es la figura retórica más utilizada en el lenguaje cotidiano, la utilizamos para hacer referencia de un objeto que se encuentra en contacto con el que estamos describiendo.
Por otro lado en el Realismo la descripción es empleada para crear una impresión de realidad. En las novelas del siglo pasado se puede observar cómo se emplea este recurso ya que contaban con descripciones extensas y llenas de detalles. Varios de estos detalles que aparentan ser inútiles, son los que causan en el lector una sensación de realidad, creando así la verosimilitud del relato. Estos textos tienen pensado a un lector que pueda detenerse en las descripciones, a un lector que sea curioso, como lo es el caso de un lector de enciclopedias. Son muy diferentes los lectores que construyen la narración y los que construyen la descripción. El primero se ve movido por la intriga, es un lector que desea avanzar en la acción, quiere saber que viene luego. Mientras que el segundo es un lector que se toma su tiempo, que tiene un deseo de incrementar su conocimiento con respecto a  un parte de la realidad y posee un curiosidad del vocabulario.
Actualmente tenemos la capacidad de ver imágenes en video, fotos, televisión, y cine, lo cual genera que los textos contengan menos descripciones y que le propio lector se tenga un interés menor por ellas. En comparación con un texto como lo es Moby Dick, de Melville (1851), es bastante frecuente que los lectores actuales, que se interesan más en la acción, pasen de largo los extensos capítulos donde se encuentras descritas con muchos detalles las ballenas, su pesca y su faenamiento. Estos textos, como el de Melville fueron escritos pensando en otro tipo de lector, uno que hoy en día probablemente no sea común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario