Capítulo
No. 3: La narración
en la escritura y sus formas discursivas
Escribir un texto
basado en la bibliografía de “Alvarado, M y Yeannotegui, A. (2000). “Capitulo
3: La narración”, en La escritura y sus formas discursivas. Eudeba, Bs. As.
(pág 37-58)”.
1. Apreciaciones sobre la
narración del psicólogo Jerome Bruner, el lingüista Vladimir Proop, el
historiador Robert Darnton y el filósofo
Walter Benjamin.
La
narración esta vinculada al conocimiento mientras que la experiencia esta relacionada
con el conocimiento que se obtiene por medio de la experiencia. Es un modo singular
de instaurar el pensamiento y el conocimiento.
Según
el psicólogo Jerome Bruner, los seres humanos tendemos a hacer interpretaciones
de las acciones, comportamientos, de forma narrativa. Esto hace parte del
sentido común o de lo que él llama “psicología intuitiva”. Nuestra propia vida
está pensada de forma narrativa, la pensamos como una historia que con el
tiempo va cambiando, y es así como
pensamos la vida de los demás.
Cabe
destacar que en esta psicología, las personas están pensadas como actores o
sujetos que actúan motivados por metas u objetivos, que utilizan herramientas
para alcanzarlos y que en recorrido para alcanzarlas tiene que enfrentarse a obstáculos.
Esto es una representación narrada o narrativa de las acciones humanas. Los
componentes esenciales de la estructura narrativa son los actores, las
acciones, los objetivos, los instrumentos, el medio en el cual se mueven, los
cuales están presentes en la vida cotidiana.
Por
otra parte, el lingüista Vladimir Propp, en su estudio realizado acerca de los
cuentos tradicionales rusos, se da cuenta que se repite exactamente la misma
estructura en todos estos. Esta se compone por 39 funciones que con forman la
estructura básica del cuento. En todos los cuentos de la tradición oral rusa se repite esta estructura
básica pues facilita su memorización.
Según el lingüista esa estructura es una marca del pasado, es el
recuerdo de un ritual antiguo en donde se iniciaban los jóvenes que se
convertían en adultos.
Esta
estructura esquemática de los cuentos tradicionales rusos ayudó a que los cuentos se conservaran y
fueran transmitidos de generación en generación, volviéndolos así en literatura
privilegiada para los niños. Durante un
periodo largo, la literatura infantil se nutrió con frecuencia de estos cuentos,
hasta que en los años 60 se empezó a cuestinar que tan apropiadas eran estas
historias para los chicos pues contaban con alta dosis de crueldad y violencia.
Robert
Darnton, historiador, hace una comparación en “Los campesinos cuentan cuentos” de las versiones de los cuentos de hadas que entre
ellas se encuentran las versiones orales de los campesinos franceses de los
siglos XVII y XVIII; donde se resalta el grado de violencia, crueldad y sexo
que existía en estas versiones campesinas, a diferencia de las que conocemos. Dice,
que no son iguales la “Caperucita Roja” del siglo XVII que la del siglo XXI.
Darnton
expone una relación muy cercana entre los motivos de los cuentos de hadas y la
realidad social en la cual se narraban estas historias. Se puede decir que
dependiendo del lugar de donde sean originarias estas historias, las versiones cuentan
con matices diferentes.
En
cambio, el filósofo, Walter Benjamin en su ensayo “El narrador” alega que
siempre existe una enseñanza, ya sea moral o práctica en las narraciones orales;
pero la característica fundamental de una buena narración es que esta enseñanza
esté entrelazada con la trama de la experiencia ya vivida y que la audiencia sea
la que extraiga su propia enseñanza, su propia interpretación. Las buenas
narraciones son las que sobreviven al tiempo, pueden ser escuchadas varias
veces, pueden ser leídas en momentos diferentes y cada vez, no importa si es la
primera vez o la cuarta, el lector o el
oyente hayan un sentido diferente. Y al estar vinculada la narración a la
experiencia, cuanta más experiencia se tenga, aún más será la autoridad que el
narrador tenga.
2. Concepto de “trama causal o
narrativa”
Hayden
White (historiados) dice que lo que genera que una secuencia de hechos se conviertan
en Historia, es la trama narrativa o
causal, que transforma a la sucesión
cronológica de los hechos en un ciclo continuo donde una causa lleva a una
consecuencia. Es necesario, para ver los hechos de forma causal, tener una
mirada perspectivada de estos, es decir mantener una distancia en la cual
puedan ser evaluarlos e interpretarlos desde sus consecuencias. Todas las
narraciones históricas se llevan a cabo desde un punto, un centro, en el cual
está posicionado el historiador, el cual
jerarquiza los hechos y arma una trama narrativa a partir ellos. Esto
permite que los hechos tengan una trama
causal. Esta es la evaluación que hace quien escribe la Historia, la cual
encuentra con base en las consecuencias que estos hechos que están siendo evaluados tuvieron para
la cultura a la cual pertenecen.
Esta
organización narrativa, secuencial, y causal, hace que nos demos cuenta de lo
imprevisto, lo inexplicable o lo anormal y podamos así tener una interpretación la realidad y de las
conductas humanas.
3. Diferencia de la figura del narrador con la
del autor. Tipos de narrador.
El
narrador no es el autor por lo tanto hay una gran diferencia entre los dos. El
autor es esa persona de carne y hueso que escribe; pero una vez ese texto es
leído, el autor se borra y el lector esta en frente a una fuente de declaración
que el construye el propio texto. El narrador es solo una “voz” que narra, quien
manifiesta desde la ficción propia, ese relato. Es fácil distinguir al autor
cundo el personaje es de ficción. A su
vez es más complicado en el caso en el que el narrador no concuerda con un
personaje, cuando la narración se encuentra en tercera persona y el narrador no
representa a un personaje, pues es ahí donde la narración se le atribuye al autor. El propio escritor crea narradores
diferentes en los diversos tipos textos que escribe. Incluso el narrador mismo
puede expresar una ideología o una concepción del mundo que no concuerde con la
del autor.
De
esta manera se diferencian dos tipos de narrador: el primero es el narrador en
primera persona, que hace parte de los hechos y participe en ellos, que narra
su historia o interviene de alguna forma en esta; el segundo es el narrador en
tercera persona, quien cuenta los hechos
que le ocurren a otro y se encuentra por fuera de los hechos que está narrando.
4. Representación de la
subjetivad en la narración antes y después del siglo XX.
En
cualquier narración se ve involucrada una trama causal. Son causalidades
externas, encargadas de atar los hechos narrados, pero que poseen una dimensión
interna, vinculada a las intenciones de los personajes. Esto existe aun desde
las narraciones más antiguas. En los cuentos narrados de forma orales se minimizan a una sucesión
de acciones, que hacen referencia a las intenciones o motivaciones de los
personajes. Los cuentos tradicionales no cuentan con el personaje en el sentido
que conocemos actualmente. Pero esto no existe en los cuentos de tradición
oral, en donde los personajes se conocen como actantes, pues solo encarnan acciones y no son descritos ni se cuenta en detalle su
vida.
Actualmente,
la ficción escrita ha modificado esta característica, principalmente en la
novela. Es aquí donde los personajes alcanzan a tener cuerpo y volumen. Donde
la subjetividad tiene un lugar creciente, hasta el punto en que los conflictos,
más que externos, son planteados como conflictos internos, o conflictos que se
crean bajo un ambiente contrastante entre el mundo exterior y la interioridad
de los personajes.
El
siglo XX fue bastante importante para la literatura pues se experimentaron diferentes
maneras o técnicas para representar la subjetividad. Una de ellos es el conocido
monólogo interior, en el cual se
representa el fluir de la conciencia y
de los pensamientos del personaje. La importancia de la aparición del narrador
en primera persona que narra los hechos personales creando así un acceso a su
mundo interior. Otro de los procedimientos, el más importante, es el de la visión o del punto de vista donde por medio del punto de vista de los
personajes, se puede tener acceso a su perspectiva y a su perspectiva del
mundo. La ficción puede ser escrita en tercera persona pero sin olvidar que
debe ser narrada desde el punto de vista de uno de los personajes, pues este va
a ser quien permita que él lector tenga su visión y su interpretación de los
hechos. Cada vez la ficción se ha convertido mas subjetiva que nunca.
Actualmente se le otorga a la interioridad de los personajes un peso mayor que
antes. Una forma de lograr esto es por
medio del punto de vista y la otra es a través del narrador en primera persona.
5. Diferentes funciones que
aparecen en la narración, según el semiólogo Roland Barthes. Doble función que
se encuentra en la narración, según el escritor Ricardo Piglia.
En “Introducción
al análisis estructural del relato” el
semiólogo Roland sostiene que en una historia absolutamente todo tiene una función.
Esta función no es nada más que la relación entre dos términos: siendo así, cada elemento que surge en el relato debe
tener un correlato. Existen diferentes tipos de función, y los elementos pueden
llevar a cabo diferentes funciones. Las funciones
cardinales, o núcleos, son aquellas acciones que están relacionadas con la
trama causal, son las que conforman la
estructura, son lo elemental del relato; todas estas hacen parte de la causa o
consecuencia de distintas acciones, ninguna de estas pueden eliminarse sin
modificar el contenido de la historia. Los núcleos son los encargados de hacer
que la historia continúe, crean una secuencia. Estos núcleos contienen otras
acciones más pequeñas, incluso descripciones, que no son tan importantes como
las funciones cardinales; a estas se les conoce como catálisis. Ya sean descripciones o acciones secundarias, estas crean demora en la secuencia causal del relato, entonces crean cierto
suspenso. Claro que estas descripciones o estas acciones secundarias pueden tener
otra función, pueden ser indicios, los
cuales están ahí para hacer la caracterización indirecta de los personajes, e
incluso su vinculación con la situación. Es así como un elemento puede ser dos
funciones en diferentes en una historia,
Este puede pertenecer a un núcleo narrativo o formar parte deuna catálisis y también
ser indicio.
Con
base en este planteamiento de la idea de la doble función, Ricardo Piglia expone
que los cuentos tienen dos historias una que es visible y otra que es secreta. Este
hace la aclaración de que la historia secreta no está oculta que hay que
descifrar, sino que en cambio es una historia que está contada de forma
enigmática. Estas dos historias hacen respuesta a una lógica, a una casualidad distinta
y estos elementos hacen parte una en la otra. Entonces todos los elementos del
cuento poseen una función doble. Piglia también expone que la manera de contar
la historia secreta se ha ido modificando históricamente.
Los
elementos que hacen parte de la historia son funcionales. A veces esta función
se encuentra atada directamente con la trama narrativa; a su vez en otros casos
recae en el lector y su capacidad de inferir. Estos dos tipos de funciones son
complemento uno del otro.
6. Tipos de pacto existente
entre el lector y autor. Aplicación del concepto de verosímil en la narración.
Umberto
Eco expone un pacto funcional en el
cual el autor y el lector se ven inmersos, en la cual el lector admite que lo
que se está contando en la historia son hechos imaginarios, pero no significa
que sean mentiras. Para el lector la incredulidad pasa a un segundo plano, no
se ve en la necesidad de juzgar si lo que está leyendo es verdadero o falso. De
esta manera el autor hace como si los hechos que cuenta en realidad ocurrieron,
sucede lo mismo con el lector, quien finge exactamente lo mismo acerca de estos
hechos. Ambos concuerdan en que, ya sea lo que escriben o leen son hechos
imaginarios.
Aunque
estas historias se lleven a cabo en un mundo ficcional donde pasan cosas que no
pueden ocurrir en el mundo real, algunos elementos del mundo real permanecen
intactos. Si no ocurriera esto, no existiría una comunicación, pues esta recae
en los códigos que comparten el emisor y el receptor, y el código sociocultural
hace parte de esto. Es entonces como el mundo de ficción se alimenta del mundo
real. Todo lo que no sea descrito en el texto de ficción, es percibido como
equivalente a lo que sucede en el mundo real.
Cada
uno de los géneros narrativos tiene cláusulas en el pacto ficcional que “hace”
el lector una vez comienza la historia. Este pacto hace que el lector no juzgue
la historia desde la verdad, es decir que no tiene sentido preguntarse si los
hechos de la historia sucedieron o no. En vez de esto es posible preguntarse
sobre la verosimilitud de la
historia. Esta idea de verosimilitud recae en el género y lo admitido por este.
Esta
noción de lo verosímil es aplicada a dos tipos de géneros, el de la
argumentación, de donde se origina el término, y el de la ficción.
Lo
verosímil es aquello que parece verdadero pues se ajusta a la opinión general,
a lo que la mayoría piensa que es cierto. Esto cabe en el campo del sentido
común, que hace parte de lo que llamamos “código ideológico”.
Todorov
escribe en su libro “Lo verosímil” todo acerca de la verosimilitud en la
ficción. Dice que este es un concepto relativo a este género, afirma que cada
género ficcional genera su propio criterio de verosimilitud.
La
ficción puede ser pensada como el acto de habla lúdico, si este es pensado
desde la perspectiva pragmática. Al ser leído un texto de ficción la
incredulidad no es dejada de lado y la duda sobre si lo hechos son reales o no
se suspende a lo largo de la lectura. Lo leído es entendido no como verdad sino
como ficción. No hay ningún placer al leer un texto ficcional si esta
operación no existe.
Algo
que se puede hacer para crear verosimilitud es utilizar nombres propios de
lugares o personas que remitan a la realidad, ya porque han existido o porque
son nombres que parecen ser reales. El recurso, históricamente, más importante
que del que se ha valido la ficción al utilizar el recurso de la verosimilitud
es la descripción.
7. La descripción en el
Romanticismo, en el Realismo y en la Actualidad.
En
una historia la descripción crea una interrupción en el tiempo, en la
temporalidad de la historia, es como si el tiempo se detuviera. No es necesario
seguir un orden, esto depende de la elección de los elementos a describir. Esto
no sucede en la narración, pues en esta se tiene un orden de los hechos, de
cómo sucedieron, aunque se pueden invertir, siempre va a existir este orden.
La
descripción se genera por medio de un análisis, por medio de descomponer cierto
objeto en elementos. La calificación de este objeto puede estar presente o no
en el interior de esta descripción. Cuando
un objeto no se nombra, nos encontramos frente a una descripción que
tiene ciertos rasgos de adivinanza, pues esta está planteada en forma de
acertijo. Por otra parte existen descripciones en donde no se mencionan las
partes en ningún tipo de predicación. Este es el caso de los avisos
clasificados, en donde a veces se enumeran ambientes e instalaciones de un
inmueble solamente, o al contario, donde
sólo se hace mención de las partes.
La
recursividad es otra de las características de la descripción. La posibilidad que
existe en repetir cuantas veces se quiera la misma estructura: se hace la
descripción de un objeto, se lo descompone y, a si mismo cada una de estas
partes puede tornarse en objeto de una descripción nueva.
A
partir del Romanticismo, la descripción comienza a cobrar un estatus literario.
En este periodo los escritores utilizaban la descripción representar los
estados de ánimo; es aquí donde la descripción de un paisaje, o de un lugar,
expresada en forma de adjetivos calificativos, creaba el estado anímico de un
personaje. La metonimia es la figura
retórica más utilizada en el lenguaje cotidiano, la utilizamos para hacer
referencia de un objeto que se encuentra en contacto con el que estamos describiendo.
Por
otro lado en el Realismo la descripción es empleada para crear una impresión de
realidad. En las novelas del siglo pasado se puede observar cómo se emplea este
recurso ya que contaban con descripciones extensas y llenas de detalles. Varios
de estos detalles que aparentan ser inútiles, son los que causan en el lector
una sensación de realidad, creando así la verosimilitud del relato. Estos
textos tienen pensado a un lector que pueda detenerse en las descripciones, a un
lector que sea curioso, como lo es el caso de un lector de enciclopedias. Son
muy diferentes los lectores que construyen la narración y los que construyen la
descripción. El primero se ve movido por la intriga, es un lector que desea
avanzar en la acción, quiere saber que viene luego. Mientras que el segundo es un
lector que se toma su tiempo, que tiene un deseo de incrementar su conocimiento
con respecto a un parte de la realidad y
posee un curiosidad del vocabulario.
Actualmente
tenemos la capacidad de ver imágenes en video, fotos, televisión, y cine, lo
cual genera que los textos contengan menos descripciones y que le propio lector
se tenga un interés menor por ellas. En comparación con un texto como lo es Moby Dick, de Melville (1851), es bastante
frecuente que los lectores actuales, que se interesan más en la acción, pasen
de largo los extensos capítulos donde se encuentras descritas con muchos
detalles las ballenas, su pesca y su faenamiento. Estos textos, como el de
Melville fueron escritos pensando en otro tipo de lector, uno que hoy en día probablemente
no sea común.
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